La visita a Koyo se debe al capricho de visitar un pueblo perdido en una meseta de la sabana, también en la meseta temporal de esa edad media que se extiende por tantos lugares de África. Originalmente esa elevacion daba seguridad al poblado. Hoy sus cien habitantes deben contemplar su abismo geográfico como una condena. Introducir a Koyo en las visitas seria su salvación.
Si asciendes a 40ºC a las 16:00 y después de un cuscus en el "campo base" la cosa se puede complicar, gracias a la amabilidad de la gente podemos colgar unas cuantas fotos y animar a futuras visitas.
Siempre surge la sorpresa, conocer a Guindo un pintor de Koyo que a expuesto en Roma permite ver un aliento fresco en esta supervivencia.
Poder ofrecer ayuda para la escuela del pueblo que ha perdido al maestro por no poder pagar, ha sido todo un honor.Gracias a todos
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